sábado, 28 de junio de 2014

Inés

Como siempre despierto en la mañana en el hospital, con una enfermera cambiándome el oxigeno y mi mamá, dormida en el sofá.  Me siento culpable de alguna manera , mis padres siempre sufren por verme enfermo. 


Hace unos días me metieron a un grupo de apoyo donde unos adolescentes sufren de cáncer, empecé la semana pasada y no me siento muy cómodo ni contento ahí.
No me gusta que justamente cuando termine la secundaria me detectaron cáncer y no pude volver a la escuela, ya llevo dos años asi.
En el grupo de apoyo conocí a una chica, era muy hermosa, pero no podía verla por siempre, ya que dentro de dos semanas me tendrán que operar de los ojos y me quedaré ciego, solo se una cosa, que lo último que quiero ver antes de mi operación es ver la cara de esa chica.


Esta semana me toca de nuevo el grupo de apoyo, busco a esa chica pero no está, espero , pero no llega. Después de un momento la veo entrar por la puerta y se sienta a lado de mí, platicamos, nos conocemos, quedamos en salir  después de una semana.  Así me volvía a sentir muy bien, solo quedaban tres días para mi operación.
Un día antes llega la mamá de esa chica y me dice que murió.


En la noche me sentía destruido, aunque no tuve mucho tiempo para conocerla, me sentía muy enamorado de ella.
Ya en mi operación me sentía asustado, sentía como los cuchillos y todas esas herramientas me abrían los ojos, se que no podía ver nada, pero lo único que podía ver era la cara de esa chica. Y vi una luz blanca, escuche un sonido y no volví a sentir ni ver nada. 

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